Pero el lunes, el gordo me mostró lo que había "dibujado": la letra A (que él estaba convencido que era un 4) y un pollito. Este último es increíble (luego les muestro la foto). Se largó con todo y lo que más me pide es que le muestre los números y las letras.
Ayer, dibujando en su pizarrita magnética me mostró lo que había dibujado:
"Mirá, mami. ¡Dibujé un 3!"
Eso nos demuestra lo limitados y estructurados que podemos ser los grandes y todo lo que tenemos para aprender de los más chiquitos.
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