Lo que aprendí jugando al caballito con la jinete Meli:
1. Que los pisos de mi casa estaban mucho más sucios de lo que aparentaban.
2. Que siempre es bueno tener cerca un “Anaflex” o algún miorrelajante para el período post-juego.
3. Que yo ya no estoy para estos trotes.
Pero... ¿quién me quita lo bailado?