Cinco cosas que tenés que saber antes de ir al gimnasio.
Antes de decidirte a realizar alguna actividad física, ya cansada de escuchar por la tele, a tu médico, a tu madre y hasta tu propia conciencia de los beneficios que te resultarían de algunas horas semanales de sufrimiento, es bueno que sepas que el padecimiento no será sólo físico. Psicológicamente es bueno prepararse para persistir en el tiempo en una labor que de ignorar sus connotaciones, irremediablemente abandonarás sin posibilidad de retorno alguno. Entonces, cinco cosas que tenés que saber antes de ir al gimnasio:
1. Lo primero con lo que te toparás en el gimnasio es con mujeres, muchas, que no necesitan estar ahí y que su única función es mostrarte un cuerpo que no lograron haciendo tae-bo y que vos nunca tendrás aunque se te encarne la bicicleta fija.
2. La balanza, maldito instrumento que delata en números tu calamitoso estado. Se ubica a la entrada del gimnasio, en el lugar más visible del mismo y donde todos circulan. Solo para que vos al pesarte tengas que hacer poses dignas de un yogui, evitando que trascienda hace cuantos kilos deberías haber venido.
3. Cualquier aparato que requiera poses poco elegantes o dudosamente femeninas y que dejen a la vista partes de tu cuerpo que no te enorgullecen estarán indefectiblemente en el centro del salón y, de ser posible, justo delante de algún televisor para que nadie se pierda el “espectáculo” y pronto seas conocida por el diseño de tu ropa interior: “la de los lunares violetas”.
4. Instructores: especialistas del engaño. Con una sonrisa te enseñan como utilizar un aparato haciendo que parezca una tarea simple... hasta que te subís y te das cuenta que no hay forma digna de realizar ese ejercicio. Y mientras tratás de disimular que estás haciendo fuerza hasta con las encias, él te pregunta -¿cómo vas?- y vos asentís con la cabeza y hacés una mueca que intenta ser sonrisa ¡¡¡PORQUE NO PODÉS NI HABLAR!!!
5. ¡¡¡Hay una variedad impresionante de clases!!! Con nombres compuestos por palabras como: training, work, circuit, body, aerobic, etc, etc. Son prácticamente lo mismo variando el elemento y la intensidad. Tu papel en casi cualquiera de ellas será: transpirar, sufrir y disimularlo sonriendo desde el séptimo infierno del dolor muscular.
Por eso, desde
este humilde lugar te aconsejamos: Buscá una actividad física en la que puedas sentirte cómoda, donde la intensidad esté controlada para que puedas mantenerla y de a poco aumentarla, y lo más importante: ¡Qué la disfrutes! Que te reporte producción de endorfinas para que no sea una tortura sino un gusto del que no puedas prescindir.