Mis bisabuelos paternos (tanto los papás de mi abuela como de mi abuelo) llegaron de Italia allá a fines del 1800. Mi abuela Irene Solavaggione y mi abuelo Mateo Bonaveti nacieron y se criaron allí.
En esos domingos de paseo, mi abuela nos contaba de su vida allí, nos mostraba la escuela a la que habían ido tantos hijos de inmigrantes. Ya en esa época, todo me parecía viejo, pero sumamente atractivo. ¡Me gustaba mucho!
Y ahora de grande, cada tanto voy. ¡Ahora me gusta más! La escuela sigue estando, la plaza (¡donde una vez estuvo la casa de mi abuela!). Ir al Cerro Leones es para mí como un viaje en el tiempo, donde imagino a mis abuelos y sus familias en sus quehaceres diarios, en sus juegos, correteando por el patio de la escuela, todo con el sonido de fondo de la cantera.
Estuvimos el domingo. Acá les dejo algunas fotos.
La escuela a la que asistieron mis abuelos paternos (y donde enseñó mi bisabuela materna)
Ayer mientras sacaba esta foto me la imaginaba a mi abuela, versión 6 o 7 años andando por estos pasillos.
El patio de la escuela.
Otra vista.
Esta vista veían mis abuelos todos los días. Allí estaban los "dos leones de piedra", cuyas formas desaparecieron por el trabajo de la cantera.
La plaza de juegos. En el preciso lugar donde están parados Goldy y mamá estaba la casa de mi abuela Irene.
Diario de época.
El último bar que queda casi intacto desde la época de los inmigrantes...
¡¡Qué buen día!!