lunes, 9 de julio de 2007

Pasión de multitudes.

El fútbol: pasión de multitudes. Ese será el tema de mi entrada de hoy. Sé que ya se estarán preguntando: “¿Qué hace ésta hablando de fútbol si no tiene ni idea?” o “¿Qué sabe lo que es la pasión futbolera?” Entiendo su preocupación, ya que me reconozco como una total iletrada en el tema. Para mí, el fútbol son 22 tipos con muy buen estado físico (y con muy buen físico, jejejeje) que corren como locos tras una pelota durante 90 minutos para tratar de embocarla en el arco contrario. Se imaginan que si ahí termina todo mi conocimiento, no queda mucho lugar para la pasión.
Para que se den una idea de cuánto significa el fútbol para mí basta confesar que no siempre fui de Boca. Varias veces fui de River. Todo dependía de mi ánimo, la gente con la que estaba, y en algún momento, de la moda (el rojo era de lo más “in”, así que yo era una “fiel gallina”). Es que en suelo argentino, cuando te preguntan: “¿De qué cuadro sos?” es mucho más fácil decir: “De Boca” que andar explicando lo inexplicable de ser el bicho raro a quién no le gusta el fútbol.
De todos modos, hace 13 años que me he “mantenido fiel” a un solo club: Boca. Me acuerdo bien la fecha porque fue cuando empecé a salir con Goldy. Nadie me lo había dicho, pero cuando entrás en la vida de un bostero de alma, indefectiblemente tenés que entrar también al club de sus amores – por las buenas (que sería algo así como “descubir la magia del fútbol”, según Goldy) o por las malas – cuando no te queda otra que sentarte a ver los partidos con tu media naranja, o chuparte una naranja sola en un sábado por la noche…) De cualquier manera, me convertí en una “xeneize”, parte de “la mitad más uno”.
Con la selección Argentina, no hay mucha diferencia (aunque me de vergüenza decirlo). Soy fan en los mundiales – eliminatioras incluídas, eh… -- pero no me pidan nada para la Copa América o los amistosos o esa copa que se juega en Japón.
Goldy siempre me lo dijo: “Vos no sentís la magia y la pasión del fútbol, así que nunca lo vas a entender.” Estoy de acuerdo. Pero… ¿será que ellos siempre lo entienden?. Así fue como me di cuenta de esto. Ayer por la tarde estaba Goldy con su papá mirando el partido de Brasil. Comentaban cada jugada y asentían con lo que el relator (¿o comentador…?) decía. En un momento el relator dice: “Este partido se desnaturalizó a los 10 minutos.” ¡¡¡Y padre e hijo asintieron!!! “¿Qué?”, pensé. “¿Qué tiene que ocurrir para que un partido se desnaturalice??” La única palabra que siempre asocié con desnaturalizado es “madre” (“que madre desnaturalizada”, por ejemplo), así que les pregunté a ambos qué significaba lo que acababa de escuchar. Luego de varios minutos en silencio esperando una respuesta – se pasaron 2 veces el mate en el itnerín – supuse que no iban a responder. No porque no me hubiesen escuchado, sino simplemente porque ellos TAMPOCO ENTENDIAN…
Mucho de esta pasión creo que es una cuestión de camaradería. Sí, de camaradería y compañerismo. Como el mate. Sí, como el mate: charla de por medio con amigos o familia. Si uno presta atención, los argentinos nunca son meros espectadores de un partido sino que todos son comentadores, relatores y hasta técnicos que, no solo disfrutan el comentar, sino el recibir el “feedback” de los que están alrededor. Basta que uno diga algo para que el resto haga su comentario. También podemos escuchar los gritos eufóricos por un gol, el chillido ahogado de uno que no fue, y hasta la mención de toooooda la familia de un árbitro que cobró un penal inexistente.
El partido de Argentina – Perú reunió en casa a Goldy con varios de sus colegas. En esta ocasión, con asado de por medio (otra costumbre argentina). Paso a resumir y citar algunos de los comentarios más graciosos de la velada.
- Messi es más peligroso por izquierda que por derecha.
- (Todos a una voz): Siiiiiiiiii.
- Y Mascherano es más peligroso en el banco de suplentes.
- (Todos a una voz; risas): Siiiiiiii.
- Muchos goles en esta Copa América, eh…
- ¡Claro! Muchas goleadas…
- El partido con Méjico sí que va a estar difícil.
- Más vale. Todos los últimos partidos fueron ganados por goleadas…
- Che, tienen que poner a Aimar.
- Más vale, tiene que entrar.
- Viste, ahí lo pusieron.
- (Todos a una voz): Y sí, era lo que se tenía que hacer.
Así se fue dando todo el partido. Luego del tercer gol, ya estaban re-cebados y pedían el cuarto. Cuando llegó pedían el quinto. Al final del partido, el comentario final fue: “Tranquilamente, podríamos – noten la primera persona – haber hecho uno más…”

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