martes, 11 de septiembre de 2012

Bueno, poderoso y libre.


Estábamos teniendo una de esas conversaciones profundas que cada tanto mantienen los hijos con sus madres. Mati y yo estábamos dialogando sobre las características que hacen bueno a alguien. Pero bueno con todas las letras. Y en mayúsculas. También hablábamos del poder y de la libertad que da el volar… La verdad es que nunca pensé que se pudieran debatir esos temas con un nene de siete años.
Nuestra conversación venía más o menos así:

Yo: Hijo, te digo… Superman es el mejor súper héroe de todos.
Mati: El Hombre Araña es muy bueno. Y puede trepar cualquier edificio.
Yo: Pero Superman puede volar por arriba de cualquier edificio. Es más, si quiere se va volando a otros planetas. (Ahí le estaba por contar un poco de Krypton, pero no me pareció un dato de relevancia así que me callé la boca, cediéndole el turno.)
Mati: El Hombre Araña rojo es muy fuerte, pero el negro es más poderoso.
Yo: Superman puede escuchar cualquier conversación, no importa lo lejos que esté.
Mati: ¿En otro país?
Yo (sintiendo que ya era mío): ¡Obvio!
Mati: Pero el Hombre Araña se puede proteger con su telaraña y no le pasa nada.
Yo: Y Superman tira rayos láser de los ojos… rayos láser rojos…. y rompe todo… o suelda metales, también.

Nos encontrábamos en el clímax de la discusión. Yo todavía tenía un as en la manga: Superman sopla unos vientos huracanados* que pueden apagar un incendio forestal en la patagonia en menos de 2 segundos…. Pero nunca pude usarlo. Goldy interrumpió nuestra conversación y remató con un: “¡¡Y el Chapulín Colorado se hacía chiquito!!”

Irrumpimos en terrible carcajada y ahí terminó el debate, pero vino a mi mente lo importante:

Bueno no es aquel con habilidades para argumentar. Tampoco lo es quién le confía su vida a una telaraña. Bueno es el que tiene humor, el que disfruta de las pequeñas cosas (sin tomar “chiquitolina”).

Poderoso es el que reconoce sus errores con valentía (porque, la verdad.... hay que ser valiente para mencionar al Chapulín en semejante duelo de titanes).

Y libre no es el que tiene capa, sino el que deja volar su imaginación.


Buenas noches.

Titi


* Término que en realidad le pertenece a MazingerZ.

¿Querés más de súper héroes? Acá tenés:

El día que me caiga del pedestal.
De súper héroes y maestros.

viernes, 30 de marzo de 2012

¡No aprendí un rábano!

Tengo una cuestión pendiente con la palabra "rabanito" en inglés. Nunca, pero nunca, nunca me acuerdo como se dice. Cosas importantes si las hay, claro...  Cuando hablamos de comidas, Mati siempre, pero siempre, siempre me dice: "¿Y como se dice rabanito en ingles? y ahí vamos otra vez con las excusas.

Esta mañana, mientras caminábamos a la escuela salió el tema de mi maestría, que es a distancia. El no podía entender como era posible que mis profesores nunca me hubieran visto y que yo estudiara en casa. Preguntó varias otras cosas, como por ejemplo si todos mis profesores vivían en España y si yo les escribía seguido.

Luego de un rato de meditación, concluyó con un:

¿Y ahí SI te van a enseñar como decir "rabanito"?

No saben lo que me reí.


Lo acabo de googlear: es "radish". ¡Tomá!

martes, 27 de marzo de 2012

Crimen y castigo.

Los hispanohablantes tenemos un privilegio que los hablantes de algunos otros idiomas (entre los cuales se encuentra el inglés) no tienen: una institución cuyo propósito es el de “fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza”*. Tal noble, y muy poco valorada tarea es la que realiza la Real Academia Española. Entonces, si hay normativas y reglas, hay gente que las sigue y hay gente que no. Por ende, podríamos decir que en este último grupo habría infractores y criminales. 

Entre las secciones más  destacadas del sitio web de la RAE existe un diccionario de la lengua española, un diccionario panhispánico de dudas y un apartado para realizar consultas lingüísticas, pero NO HAY una sección que defina un crimen y  emita castigo cuando se comenten las más bravas aberraciones lingüísticas. 

Por lo tanto, desde este humilde espacio sugiero la conformación de un grupo de peritos en criminología lingüística que ponga ley y orden (uf, esto sonó a serie yanqui*) entre tanta anarquía idiomática.

A continuación, mi primer borrador con ejemplos:

INFRACCIÓN
Olvidar de un acento.  Uno. Pfff, le puede pasar a cualquiera.

No usar la combinación de palabras más apropiadas.  ¿Recuerdan a Mati hablando de su “hueso rajado”? Por razones obvias, los menores de 7 años, las personas con Alzhaimer y los adolescentes con alta exposición a la ¿música? de los Wachiturros serían no punibles.

DELITO MENOR
Agregar la fatídica “s” al final a los verbos y  decirle  a otro cosas como: “Rompistes, inflastes, y casi me matastes.”

Olvidar la “s” al final (o al medio) de algunas palabras. (Por ejemplo: “Vite  como é..., ¿no? Resultó ser un gil nomá…”)

CRIMEN
Usar la “b” cuando se necesita una “v” (y viceversa). La excepción a la regla sería la que se refiere a un equipete de fútbol, RiBer, en su continua y desmerecida lucha por el ascenso.

Confundir homófonos y escribir “a ver” por “haber” (o viceversa); “hay” por “ay” (o viceversa). Imaginate… ¿qué hacés con el que te dice que “ el chorro saltó la vaya policial y se rajó. Valla uno a saber donde se escondió.”? Lo mandás "en cana”.

Dejo para el debate las posibles condenas, pero el que en un examen escribió que “el tema se irá desarrollando ha medida que se valla analizando más resultados…” merece sin lugar a dudas, la pena capital.  Él y los Wachiturros, ya que estamos…


 

     
* http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000001.nsf/voTodosporId/CEDF300E8D943D3FC12571360037CC94?OpenDocument&i=0

** Y no, no va ni en cursiva ni entre paréntesis, porque el vocablo es parte del repertorio del español.