domingo, 18 de marzo de 2007

Elecciones 2007

Ya de por sí, la época de elecciones me produce cierto rechazo. Para empezar, el tener que escuchar a los candidatos prometiendo cosas en cada canal de tele, estación de radio, y cuanto espacio libre quede para poner carteles es ya demasiado para soportar. Además, ver la mugre que queda luego del cierre de campañas, cuando aprovechan los últimos minutos que les quedan para llenar las calles de panfletos – que luego nadie junta – es la gota que colma el vaso.
¿Pero que pasa cuando además te toca el deber cívico de ser integrante de una de las mesas de votación? ¿Se debe considerar un privilegio patriota? En mi caso, lejos está ese sentimiento.
Pero bueno, en unas pocas líneas les cuento todo lo que tuvimos que hacer desde que me llegó la citación hasta que me pude “deshacer” de ella. Cabe aclarar que el motivo por el cual no pude “hacerme presente” en las mesas, es mi imposibilidad de estar muchas horas sentada – les recuerdo de mi semi- reposo…

VIERNES:
11:00am: Recibo la notificación de que tengo que ser miembro en las mesas de votación del domingo.
11:20am: Habiendo escuchado que necesito un justificativo por el cual no podría cumplir con mi deber, voy al sanatorio a conseguir el certificado médico que explica mi situación.
11:45am: Comienzo a llamar a los números telefónicos que figuraban en la citación para que me dijeran los pasos a seguir. No tengo respuesta.
12:00: Voy a la policía para que me expliquen que tenía que hacer. Nadie sabe.
12:15: Voy a la municipalidad para que me expliquen que tenía que hacer. No tienen ni idea. Me derivan al registro civil. “No es tarea de ellos”. Pero ayudan con otro número telefónico.
12:30: Luego de varios intentos fallidos, logro comunicarme. Del otro lado una mujer, bastante amarga por cierto, me dice que me tengo que presentar en el consejo electoral de Paraná con mi certificado médico – que no puede ser emitido por una entidad privada – entre las 4 y las 7pm.
Le explico (otra vez!!) que no soy de Paraná, entonces me pasa otro número telefónico al que puedo mandar un fax con el certificado.
1:10pm: Voy al centro de salud a ver si me pueden volver a hacer otro certificado, o validar el que ya tengo. Ya está cerrado.
1:15pm: Vuelvo a la municipalidad a ver a que hora abre. Me dicen ya no abre más hasta el domingo, pero que puedo probar ir al de Racedo o al hospital de Diamante.
1:20pm: Decido que es hora de volver a casa para que el pobre Mati almuerce (y le podamos cambiar el calzoncillo mojado – ya que todavía no avisa y nuestro “paseo” se hizo mucho más largo de lo esperado)
2:15pm: Voy a la telefónica a mandar el fax – con el certificado que tengo, porque no pienso viajar para conseguir otro. El número pasa de dar ocupado varias veces a que una persona atienda y cuelgue al instante. (Imaginen a esta altura como me siento…)
2:40pm: Luego de gastarme unos cuantos pesos para no poder mandar nada, vuelvo a casa, para dejar pasar un rato y ver que ocurre más tarde.
4:10pm: Vuelvo a intentar llamar a todos los números que me dieron para ver si alguien se digna atenderme. Cero respuesta.
4:30pm: Goldy me dice que no nos quedará otra más que ir a hacer los trámites a Paraná, así que emprendemos el viaje cuando se despierta Cocochi.
6:25pm: Goldy va al consejo electoral con todos mis papeles. Yo me quedo en el auto con el gordo.
6: 40pm: Vuelve Goldy “sacando chispas”. La respuesta es: “Andá el domingo mismo a la policía, presentá el certificado, y que te elaboren un acta. Luego tenés 60 días para presentarlo personalmente acá otra vez.”

¿Indignados? ¿Qué les puedo decir? Lo único bueno de todo esto es que el certificado también me dejó exenta de votar…

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