El clima estaba pesado, el sol picaba, pero había un leve vientito... El agua estaba helada, pero nada detuvo a los gordos de darse unos chapuzones.
A menos de 3 minutos de haber llegado, Mati ya se había mojado la remera.
A la gorda, la ropa seca le duró unos minutos más.
Primer plano. Vean como el viento le volaba sus "plumitas".
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