domingo, 19 de diciembre de 2010

Pequeños milagros.

Sábado, 10:30pm. Goldy hacía 15 minutos que estaba buscando a Kalós* sin éxito. "Agarrá el auto que yo sigo en la bici", me dijo desde la vereda, abajo de la lluvia.
Por los siguientes 30 minutos continuamos la búsqueda. Nada. El perro, nacido y criado en el campo, no entiende de calles ni autos. Eso nos preocupaba. Además, había habido algunos truenos y él suele asustarse...
Cerca de las 11:30 Goldy me dijo que volviera a casa y que él seguiría solo. Al entrar, Meli y Romi miraban desde la ventana. También estaban preocupadas.
"Vamos a orar", les dije. "Dios sabe exactamente dónde está Kalós ahora, y no será difícil para él llevar a Goldy a ese lugar". Las chicas asientieron, oramos, y más tranquilas fueron a sus camas. En ese instante escuchamos el ruido del auto que estacionaba. Para nuestra alegría, Kalós había aparecido. Estaba a sólo dos cuadras de casa.
No creo en las casualidades. ¿Cuánto tiempo tardamos en ir a la cama? Lo mismo que le llevaría a Goldy hacer dos cuadras en auto. NO creo en las casualidades. CREO en un Dios todopoderoso y amante, que siempre cumple con su promesa:
"Porque los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien".

Después me pregunté por qué Dios no había respondido a mis oraciones antes, las que hice en el auto mientras andaba sin rumbo fijo. ¿Tal vez quiso que Meli y Ro aprendieran una lección de confianza en él?



* el perro de Gerardo Ganeau -- lo estamos cuidando por un tiempo.

1 comentario:

  1. El otro pequeño milagro fue cuando nosotros estábamos allí y también desapareció Kalós. Le propuse a Mati hacer una oración arrodillados en el sofá de la salita y para nuestra alegría, Goldy trajo a Kalós que estaba jugando en la plaza. Otro motivo de gratitud y confianza en Dios, esa vez con Mati. Un beso.
    La abu de Tandil

    ResponderEliminar