martes, 5 de octubre de 2010

Mi pijama verde

Tengo un pijama verde. Es lindo, cómodo y verde – del tono de verde que nunca pasaría desapercibido.
Ahora, imagínenme con ese pijama dando pasitos cortos y descontrolados que me llevan de un lado a otro de un pasillo de hotel, en un décimo piso. Son las 12:45am. Mi corazón late acelerado y mis cuerdas vocales vibran al ritmo de un “hi, hi, ha, haaaaa”.
Lo único que deseo es tener el coraje suficiente para volver a entrar a la habitación y llamar a la recepción por ayuda. No puedo. Tampoco alcanzo mi campera, como para tapar un poco lo verde, y bajar a la recepción, rogando no encontrarme a nadie en el ascensor. La escena es pa-té-ti-ca por dónde se la mire.
Imagino que querrán saber qué fue lo que motivó que a las 12:40 interrumpiera mi lectura y en un salto y medio estuviera fuera de la habitación. Hete aquí lo ocurrido:
Como les dije, estaba leyendo tranquilamente cuando de pronto sentí un ruido extraño que provenía de la ventana. El vidrio estaba entreabierto y la persiana casi baja. “Estoy en un décimo piso,” pensé. “Nadie puede entrar,” me aseguré despreocupada. Error. Nadie, no, pero ALGO sí. El bicho no identificado ya revoloteaba como loco, golpeándose contra las paredes, haciendo un ruido infernal. En mi rauda huída no me percaté de los detalles, salvo que era marrón. Estoy segura que quería hacerme daño, ¿morderme la yugular, tal vez?, o en el mejor de los casos, darme el susto de mi vida. Lo logró. En un momento pude haber pensado en vampiros marrones o gorriones gigantes con marcados instintos asesinos
“Seguro que el bicho estaba más asustado que vos,” me dijo papá al día siguiente. La verdad, no lo creo.
Sí, parece simpático. Igual, yo no me fiaría demasiado... Tiene una miradita desajustada....

Modelo de pasarela.

 

Algunas de Mar del Plata

 

lunes, 27 de septiembre de 2010

Negra y carnívora.

Meli vino lloriqueando, triste porque los dinosaurios con los que estaba jugando se fueron asustados porque había venido una "vívoda nega y cadnívoda".

Luego de calmar sus tristezas, le pregunté el siginficado de "carnívora", a lo cual me respondió:

"cadnívoda ninifica que es una vívoda muuuuy ladga, como las que están en el dío."


Y yo que pensaba que eran vívoras que comían carne... jajjajaja.

domingo, 26 de septiembre de 2010

FAAPI CONGRESS 2010

Este año, el congreso de la FAAPI se realizó en Córdoba. En nuestro país, este congreso es el evento más importante para los profesores de inglés.

Mil asistentes nos encontramos en Córdoba -- en la sede de la Univ. Nac. de Córdoba, Ciudad Universitara -- para dis-fru-tar de ponencias de altísimo nivel, para contactarnos con colegas, disfrutar de obras de teatro educativo, tomar mucho café, etc, etc, etc.

No los voy a aburrir con detalles, pero SI me voy a agrandar contandoles que, al igual que hice en su momento con otros grosos, me acerqué a hablar con ¡¡JEREMY HARMER!!

Jeremy Harmer, ¿entienden? ¿No? Es un groso. Punto. Si hay un nombre que te queda cuando te graduás por todo lo que aprendés de él en cuanto a metodología de enseñanza del inglés, ese es el suyo.Y yo hablé con él, y hasta me saqué una foto. ¡Increíble haberlo conocido en persona!



miércoles, 8 de septiembre de 2010

La p... que la p...

Ponele que tu bolsillo está complicado y querés ahorrar comprando matamosquitos “El Buda” o chizitos “Ricomás”. Todo bien. Hasta teniendo la posibilidad de ir a ver a Diego Torres, optás por ir al teatro a ver a Zulma Lobato. O lo que es peor, a Ricardo Montaner. Se perdona.
Ahora, donde NO podés ahorrar, es en el esfuerzo vocal para pronunciar sePtiembre. ¿Cuánta energía te ahorrás? Nada. Y encima, sonás horrible. Y no me vengas con que la RAE lo tiene registrado. Suena igual de espantoso aunque esté oficialmente aceptado.
Media Pila, gente … por una Primavera exPlosiva, Placentera, rePosada, Prometedora y aPacible….

Digámosle NO a la ley del menor esfuerzo vocal y…
¡Digámosle SI a sePtiembre!

Y ahora sí, vayámonos todos cantando… ¡¡ pe, pe, pe, pe, pe, pe…!!

 ¿De verdad hace falta?

lunes, 30 de agosto de 2010

A cococho...


Lo que aprendí jugando al caballito con la jinete Meli:
1.       Que los pisos de mi casa estaban mucho más sucios de lo que aparentaban.
2.       Que siempre es bueno tener cerca un “Anaflex” o algún miorrelajante para el período post-juego.
3.       Que yo ya no estoy para estos trotes.
 Pero... ¿quién me quita lo bailado?

domingo, 29 de agosto de 2010

Ventolina.

Para los que se quejan que en un día como el de hoy "no se puede hacer nada" porque te lleva el viento, les cuento el abanico de posibilidades que se despliega ante mí:
1- Corregir "quizzes" de gramática.
2- Planificar mis clases de mañana.
3- Lavar los pisos, que dan lástima.
4- Salir de compra virtual en búsqueda de una pava eléctrica.
5- Atar un extremo de una soga a las rejas de casa y el otro a mi tobillo, y jugar a que soy un barrilete.
6- Esperar que se despierte Meli y convencer a Goldy de salir a pasear ¡¡a pesar del ventolete!!.




Gente, opciones hay... (aunque espero que las de ustedes sean más divertidas).

domingo, 8 de agosto de 2010

Tacones lejanos.

La grácil princesita de cabello ondulado se levantó de su aposento y vistió sus pies con el más fino de los calzados.

De delicado color rosa y tacos altos, cada uno de esos zapatitos ostentan un gran zafiro en forma de corazón. Son dignos de una princesa.

Hasta ahí todo bien. A la bella, sólo le falta el castillo y su príncipe azul -- en unos 15 años, claro. Pero, lo que sigue deja a la pequeña a la altura y categoría de una de las tías feas de Cenicienta: medias tres cuarto celestes con la inscripción "Jump Sports Active" (posiblemente recibidas en herencia de algún príncipe mayor), pijama con motivos de semáforos y camperita polar rojo chillón.











Creo que las princesas posmodernas están perdiendo el glamour.

Crítica breve de humilde espectadora.

Querido Roman Polanski: un director de tu nivel debería haber dicho "corte" cuando el personaje princial saludaba con la copa en la mano. Con eso, te asegurabas aplausos y galardones. Agregarle esos fatídicos 15 segundos hicieron que tu peli pasara de buena a una reverenda porqueria. Humilde opinión... digo.

lunes, 26 de julio de 2010

¡Gracias!

Hace ya casi un mes me operé de tiroides. Para ayudarme un poco, sobre todo con el post-operatorio, vino mamá. Luego, fuimos de vacas para Tandil, así que en total estuvimos con ella un mes.

Durante ese tiempo tuve, entre otras cosas, niñera y cocinera full time. Los que la conocen, saben que es hiperkinética (aunque no quiera reconocerlo, je). Así que un día me levantaba y tenía los vidrios limpios, otro los pisos encerados. También me dejó un freezer con comida lista para que no me preocupe cuando ande apurada durante el cuatri.

Yo ya le agradecí por todo, pero tal vez no sea sufiente... Entonces, escribo esta entrada para que conozcan un poquito más de ella, de una persona dispuesta a ayudar siempre y a cualquiera que lo necesite; una persona que se olvida de ella para ocuparse de los demás; que da con el corazón.

¡¡Gracias, má!!

Te quiero mucho.

Titi.

martes, 20 de julio de 2010

Waka-waka


Aunque no deleite oídos como Susan Boyle, me gusta mucho cantar. Aunque no perfore tímpanos como la Marengo, me gusta que nadie me escuche.* El problema es: ¿dónde tenés la libertad para combinar ambas cosas? En el auto.

Cada vez que me subo, luego de poner la llave para arrancar, indefectiblemente y de forma casi autómata, empiezo a cantar. Les puedo asegurar que mi tutú ya escuchó en repetidas ocasiones salir de mi boca desvergonzada el “Waka-waka” de pe a pa… con sus estrofas en castellano, en inglés y… sí, sí… ¡en fang! (¿Quién dijo por ahí que no tenía oído para la fonética, eh, eh?).

Hasta ahí todo bien. Pero desde hace un tiempo me está pasando algo extraño: me subo, pongo la llave para arrancar, indefectiblemente y de forma casi autómata, empiezo a cantar y…. ¡zás! Me viene a la mente la imagen de alguien escondido en el asiento trasero. Su intención no es la de sacar un arma y pedirme el auto. Tampoco la billetera. No. Su sola intención es escucharme cantar. No sé si me ruborizo, pero es algo insólito y aunque sé que no hay nadie, doy una rápida inspección visual como para quedarme tranquila.

Y una vez que me aseguro de mi soledad, ¡que siga la música!
…. “Tsamina mina eh, eh
Waka Waka eh, eh
Tsamina mina zangalewa… This time for Africa!

 Si juego a esto en el face, seguro no me va tan bien...
(…. “Tsamina mina eh, eh
Waka Waka eh, eh
Tsamina mina zangalewa…)


*Creo que no le vendría nada mal a la Marengo seguir mi ejemplo…