domingo, 25 de noviembre de 2007

En honor a mi cuña Daniel.

Es sabido por todos que en el tema zoología, soy más que una bestia. Por más que intento, siempre termino refiriéndome a la mayoría de los animales como simples “bichos”. Cuando la rareza de los mismos llega a sorprenderme, puedo llegar un poco más lejos y decir: “Mirá que bicho raro.” (De más está decir que también uso esta frase para otros, generalmente de mi misma especie…, pero mejor dejémoslo ahí, no sea que alguien se me ofenda…).

El tema es que ya Goldy me ha dicho que luego de tantos años de estar a su lado, “aprendiendo de él”, algo me debería haber quedado. Todavía no entiende como es posible que para mí todos los bichos emplumados sean simples pájaros!!!!! Bueno, NO sé diferenciar un hornero de un gorrión, ni un cardenal de un cabecita negra (aunque esto último debería ayudar, ¿no?)pero mientras vuele, haga niditos en los árboles, nos deleite con sus cantos y coma las facturas que le tiro por la ventana, ¿¿¿qué diferencia hay??? Además, a mí me gastan, pero a Mati que se refiere a todos los bichos voladores como “pi-pis”, se lo festejan. ¡Eso no es justo!

La historia empeora cuando hablamos de peces. Goldy hasta sabe cuál es macho y cuál es hembra y si alguno sufre de estrés o estre…ñimiento!!! ¿No será mucho…?

Con los perros, apruebo raspando. Conozco sólo las razas más comunes, aunque domino el tema de hiperquinesia, trastornos de personalidad, incontinencia urinaria y problemas de mega-esófago en los dálmatas a la perfección. Eso debería contar de algo, ¿no creen?

¿Y a qué viene todo esto? A que el otro día dejé de sentirme el “bicho raro”, que cuando quiere agrandarse para mostrar que algo sabe del tema dice algo como: “Mati, mirá que lindo chivito”, y en respuesta recibe un: “No podés!!! Si eso es un carnero!!!!” Fue así que hace unos domingos atrás estábamos viendo un video familiar de mis cuñas y sobrinos en su paso por las cataratas. Mientras mi cuñado se emocionaba filmando a un hermoso pájaro de plumaje azul, lo enfoca y dice: “Miren todos que lindo pajarito”, a lo cual mi cuñada muy naturalmente responde: “Pero papi, ¡¡si eso es una urraca!!”

Luego de la carcajada obligada, sentí ese alivio que viene después de que uno se da cuenta que no es el único que transita el camino de la ignorancia y que, para bien o para mal, eso calma la conciencia.

Gracias, querido Dani por hacerme saber que por lo menos ya somos dos!!!!!!

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