Mati jugando al "Mister Sabio"
Mati y Meli, luego de la iglesia.
El facherito.
O les sacaba una foto o nadie me creía...
Mati jugando al "Mister Sabio"
Mati y Meli, luego de la iglesia.
El facherito.
O les sacaba una foto o nadie me creía...
En ocasiones anteriores les conté de ciertos personajes que viven con nosotros (como el Sr. Presupuesto Familiar) y de otros que visitan cada tanto (Sra. I.). Hoy, les voy a contar de uno de éstos últimos.
Ella es una señorita de hábitos amables y de pocas palabras. Siempre ha sabido hacerle frente a la vida y nunca le ha reclamado nada. Sabe contar hasta 10 (o más si hace falta) antes de hablar o actuar frente a una situación que atiente con sacarla de su eje. Todos ansían estar en su compañía, pero no todos saben cómo hacerla sentir a gusto.
Paradójicamente, y muy en contra de su naturaleza, está mostrando ciertos rasgos de debilidad de carácter. Al igual que un adolescente en pena, últimamente está muy rebelde. Esta mañana, por ejemplo, le rogué que se quedara. No quiso y NO QUISO. Se fue al ratito nomás de haber llegado. Nuestro diálogo fue más o menos así:
Titi: Che, quedate. Preparo unos mates y charlamos un rato. Pará que le digo a los gordos que se callen y pongo el agua.
Srta. Paciencia: No… no puedo.
Titi: Dale. Acabás de llegar. Le saco la moneda de la boca a Meli y nos sentamos. Justo ahora me vendría bien una charla con vos.
Srta. Paciencia: Mirá… te dije que ando apurada. Paso en otro momento.
Titi: Pero… últimamente me decís siempre lo mismo. Los gordos te extrañan. Miralo a Mati como quiere llamar tu atención trepando a la mesada. Pará que lo bajo…
Srta. Paciencia: (susurrando) … 8, 9, 10, 11, 12… 98, 99, 100…
Titi: ¿Pero qué hacés? ¿Ya te vas? / Mati bajate de ahí ahora. A-HO-RA, dije.
Srta. Paciencia: Te dije que me iba. Además, no quiero que me digan lo que tengo que hacer. Si no quiero, ¡NO QUIERO! Punto.
Titi: ¡Será posible, será!
La verdad que extraño que no venga tan seguido. Según me dijeron, el alboroto la está superando. ¿Raro, no? Viniendo de ella, digo…
Pero bue’, si pasa por la casa de alguno de ustedes, le dicen de parte mía que la espero.
Saludos a todos.
Me encanta el cambio de horario. No veo por qué hay que hacer tanto escándalo.
El hecho de que no todas las provincias se hayan adherido es complicado. Lo entiendo. Pero si uno cuenta que aprovecha más el día, que cena a la “puesta de sol” y no se levanta “cuando ya amaneció”, creo que está muy bueno.
Para aquellos que se quejan y dicen: “Este cambio cansa un montón porque uno trabaja más”, les aconsejo: piensen en la hora que es y no en la que “en realidad debería ser”. No se fijen a qué altura está el sol si no en qué ángulo están las manecillas del reloj. Si llega la noche y les da sueño: VAYAN A DORMIR y no piensen: “Uy, son las 11, pero en realidad son las 10”.
Disfruten el día, gente. Dis-fru-ten.
Besos a todos.
El otro día salió un artículo en infobae sobre las fobias de los famosos. Luego de reírme un rato de los miedos infundados ajenos, me puse a pensar y me di cuenta que yo también tengo lo mío (de locuras sin sentido y no de famosa, valga la aclaración).
Y bueno, si de fobias se trata, acá van las mías:
1. Herpetofobia: Fobia a los reptiles. Lo cual no es muy compatible con el “garto” que vive en el patio de casa y que ya empezó a hacer sus apariciones.
2. Insectofobia (o entomofobia): Fobia a los insectos. Muy general, y por ende muuuy abarcante. No me llevo con los insectos. Tampoco muy compatible con un esposo criado en Misiones. (¡NO sean mal pensados, que no lo estoy llamando “bicho”!) Es que allí hay insectos de todos los colores, formas y tamaños. Goldy se los conoce a todos; sabe si “pican” o no, si son venenosos, etc. Desde que nos conocimos quiere sacarme el miedo. No quiero desilusionarlo, pero es una causa perdida.
3. Politicofobia: Fobia a los políticos. Bue’… fobia es un decir. Pero, ¿quién no sufre de ésta?
3. Lygofobia: Fobia a la oscuridad. Tendrían que ver lo que hago si es de noche, Goldy no está, se larga a llover y yo tengo un tendal lleno de ropa. Es tristísimo, pero mi corazón va a mil, corro como loca – con movimientos cortos y descontrolados – y si siento algún ruido, en 3 zancadas estoy adentro.
4. Ophidiofobia: Fobia a serpientes. Y para los que preguntan, la cosa venía de ANTES que a Goldy lo picara la yarará.
Un análisis más profundo me hizo dar cuenta que sufro de otras aversiones, que tal vez por su rareza no están descriptas en ningún lado. Paso a detallarlas, sugiriendo nombres con la esperanza de que en algún momento lleguen a oficializarse.*
5. Lernerofobia: FO-BIA a Alejandro Lerner.
6. Chamuyofobia: Fobia a las excusas muy malas o trilladas como “No sabía que el parcial era hoy”, “¿De verdad era para entregar? No creo haber leído eso en las instrucciones”, o “Le prometo que estudié, sólo que ahora no me acuerdo”…
7. Plancharumfobia: Fobia a la plancha. También aplicable a el acto de planchar, al arte de planchar y a la tabla de planchar.
8. Despelotfobia: Obvio; fobia al desorden.
9. Fiyifobia: Fobia a los pescados, al olor a pescado y ¡A LAS SALIDAS DE PESCA!
La lista podría continuar, pero ya me da vergüenza. Espero que me cuenten de las suyas.
Besos a todos,
* ¡¡¡Sobre todo la descripta bajo el número 5!!!