domingo, 9 de noviembre de 2008

12.000 vs 3.000

Que los hombres y las mujeres son diferentes no es ninguna novedad. Que dichas diferencias a veces nos parezcan graciosas y otras nos hagan sentirnos mal por algún malentendido (o mala interpretación) tampoco es algo que se ponga en tela de juicio. Siempre me gustó informarme en este sentido. Entender al otro y no dar todo por sentado es algo valiosísimo en cualquier relación.
Luego de una ponencia a la que asistí sobre neurociencia y lenguaje, quedé más que atrapada y seguí leyendo un poco más sobre el tema: el cerebro del hombre y de la mujer REALMENTE son distintos, y en muchos más aspectos de lo que uno podría imaginarse. Cuando esto se aplica al lenguaje, la historia se repite y es fascinante.
Por ejemplo, ¿saben cuántas palabras usa en promedio una mujer por día? 12.000
¿Saben cuántas usa un hombre? 3.000
Ahora entienden algunas cositas, ¿no?
Imaginen la siguiente situación: ha terminado el día de trabajo y un hombre llega a su casa. Lo recibe su esposa y su diálogo puede asemejarse a algo así:
Ella: ¡Hola, mi amor! ¿Cómo estás? Se te ve un poco cansado. ¿Cómo te fue en el trabajo?
El: Bien.
Ella: A mí también me fue bien hoy. Pude hacer todas las compras para la semana. De paso, conseguí unos pickles como te gustan, que ni te imaginás. También fui a la peluquería. Y no sabés, me enteré que la Pochi se fue a vivir a Italia. Y si… Ah, también me conseguí un esmalte de uñas bárbaro; en 3 segundos se seca y listo. Che, ¿seguro te fue bien?
El: Sí.

12.000 contra 3.000. ¿Se entiende ahora? Cuando la cosa no da, NO DA.
Saludos a todos.
Titi

Nota (exclusiva para mujeres): El final de esta entrada iba a ser “cuando no les da, no les da…”, pero temía que alguno se ofendiera. Y si hay algún ofendido leyendo esto: gracias. Están probando otro punto… pero eso lo dejamos para más adelante.

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