martes, 13 de enero de 2009

Esa islita argentina con nombre español en las Filipinas.

El lugar elegido: Santa Bárbara, una pequeña isla filipina ubicada bien al sur del Mar Argentino. Lugar constantemente bajo el ataque impiados de tifones, tsunamis y maremotos, era considerado el más peligroso del mundo. Y es allí, donde MI AMIGA decidía establecerse para vivir.* Para colmo, me tiraba la noticia muy al pasar como diciendo: “Es lo que es; tampoco hagas tanto drama”, y con un empeño lindero a la terquedad aseguró que se iba en el siguiente ¡¡ferry!!. Ambas cosas, muy al estilo que la susodicha tendría en la realidad (los sueños tienen mucho de verdad, según dicen…).
Me desperté a las 4:00am y luego de unos segundos agradecí que todo hubiera sido un sueño. En un momento sentí una lágrima corriendo por mi mejilla, pero todavía no sé si eso también fue parte del sueño (¿o debería decir pesadilla?). Y ahora, unas cuantas horas más tarde, con el recuerdo imborrable de todos los detalles escribo esto a manera de recordatorio para mí y advertencia para ella…
Así que, amiga, cuando sea oportuno, andate a C. a terminar tu laburo, pero volvé, eh… No sea que me dejes con ese gustito amargo todos los días en el mundo de los despiertos.
Besos,
Titi

* Como se imaginarán, mi tristeza era justificada no sólo por los riesgos del lugar, sino por la lejanía. Sí, ese sexto sentido que uno tiene en los sueños me decía que el grupete de islas filipinas no se había venido a establecer al Mar Argentino, sino, muy por el contrario, el muy arriesgado se había ido para allá: yo SABIA que MI AMIGA se iba lejos.

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