Mati: Hola
Loro: Hola
Mati: Hola
Loro: Hola
Mati: Hola.
Loro: ¿Cómo estás?
El loro en cuestión también grita llamando “Mamaaaaaá” y en más de una ocasión salí corriendo al patio pensando que era uno de los gordos. Te chifla como piropeando, etc. En cierto sentido, un maestro… Pero, sacando lo pintoresco de lado hay algo que nos molesta de este plumífero verde: a la mañana cuando se despierta… ¡LADRA! El muy degenerado ¡ladra! y lo hace de la mismísima forma que el cusquito con quién comparte vivienda. O sea, que te ladre el perro… todo bien (?). Pero, ¿el loro? Es lastimoso pensar que ni siquiera existe la posibilidad de que lo pise un auto… (broma, eh.. pobre loro… en el fondo lo quiero*).
Como dije antes, el loro tiene una cancha para hablar que no he visto antes. Según dicen, su mamá era muy parloteadora, tenía mucha habilidad para imitar cualquier sonido que escuchara y, mal que nos pese, le ha pasado toditos sus genes al hijo, quién a su vez, ha desarrollado la mencionada habilidad hasta puntos impensables.
Así que, lamentablemente, todos mis problemas para el sueño los debo remitir a LA CANCHA DE LA LORA.

Tengan los que puedan un buen día, una mejor noche y una excelente madrugada en total ausencia de ruidos molestos.
Saludos.
*Mejor dicho: lo quiero en el fondo de la casa y no en la entrada, justo enfrente a mi ventana!!!
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