Las úlitmas fotos son dentro del campus de la UAP. Como no podía ser de otra manera, la llevé a conocer el lugar donde viví los tres primeros años de mi carrera (el "hogar", en la universidad). La otra, con la biblioteca de fondo.
miércoles, 28 de mayo de 2008
Fotos del finde.
Las úlitmas fotos son dentro del campus de la UAP. Como no podía ser de otra manera, la llevé a conocer el lugar donde viví los tres primeros años de mi carrera (el "hogar", en la universidad). La otra, con la biblioteca de fondo.
martes, 27 de mayo de 2008
Del finde y los recuerdos.
viernes, 23 de mayo de 2008
Rompiendo el chanchito...
El tema fue que anoche, el chanchito-alcancía de Mati le permitió a un buen puñado de monedas de $1 volver a ver la luz del sol. Habíamos charlado con el gordo de que con ese dinero compraríamos otra estación de servicio para reemplazar a la anterior (que ha había tenido dueño previo - si entienden lo que digo – y ya había cumplido su función…). Y bueno, luego de apartar algunas moneditas “para Jesús” (como dijo él) y prepararlas para llevarlas el sábado a la iglesia, el gordo puso el resto en un balde y se fue a dormir con la idea del nuevo juguete en mente.
Hoy en la juguetería, cuando nos atendieron y le dije al vendedor que Mati pagaría su propio juguete, vi como varios de los otros clientes, el cajero y dos vendedoras más se dieron vuelta para mirarlo y empezaron a cuchichear. Una vez que llegué a la caja, Mati le entregó su bolsita de monedas. Para esta altura, el cajero ya se dirigía al gordo como “señor” y la monjita que estaba detrás nuestro para pagar lo suyo le decía a la chica de detrás del mostrador: “qué ternura ese nenito…”.
Nunca me imaginé que una simple compra pudiera causar tanto alboroto. Al “señor”, hasta le terminaron regalando unas calcomanías de “Cars”. ¿Será que nunca vieron a un nene comprar su propio juguete? La verdad, me llamó bastante la atención.
Pero bueno, el gordo casi ni aguantó y ni bien terminó de comer se puso a jugar. Se pasó el día EN-TE-RO con su “rampa”. Meli, por supuesto, también quería ser parte del juego y eso causó algunos conflictos fraternales…
Acá están unas fotos de Mati para que vean que no hay refrán más acertado en este caso que: “como niño con juguete nuevo”.
lunes, 19 de mayo de 2008
De todo un poco.
domingo, 18 de mayo de 2008
Los señores caja.
domingo, 11 de mayo de 2008
Desmistificando refranes.
Todos usamos refranes. Su uso tan habitual ha hecho que muchas veces los repitamos sin pensar demasiado en lo que estamos diciendo. Razones de las más variadas me pusieron a pensar en algunos de estos dichos populares y me hicieron cuestionar, o poner cierto manto de duda sobre sus significados e implicancias.
A continuación, un humilde análisis. Si alguno más iluminado quiere hacer un aporte, ya sea aclarando o agregando, siéntase libre de hacerlo en la sección de comentarios.
A CABALLO REGALADO NO SE LE MIRAN LOS DIENTES: Como nunca me regalaron uno, nunca estuve en esa posición incómoda de tener que evitar mirar una dentadura “llamativa”. Ahora, si no hay que mirarle los dientes, ¿QUÉ debemos mirar?
MUCHO ABARCA, POCO APRIETA: En este caso, me tomaría el atrevimiento de reinventarlo, diciendo: “Mucho abarca, mucho aprieta”. Y si no, recurran a la imagen mental de intentar cerrar un pantalón luego de una suculenta comida o de meses de inactividad física… Y no, no se puede.
TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR: Digo, si este fuera el caso, ¿volverían, por ejemplo a la época en que todo “Menem lo hizo”? (Cuidado con las respuestas…)
2 x 3 LLUEVE: Nunca me llevé muy bien con las matemáticas, pero si hay algo que me quedó grabado a fuego de la primaria es ¡¡¡ LA TABLA DEL 2!!!! Mi seño Yeye puso mucho empeño para que yo aprendiera que 2 x 3 es 6, para que ahora venga un grupo de meteorólogos que no está pudiendo interpretar de forma demasiado correcta los fenómenos naturales y quiera resumir todo con un: “Y bueno muchachos, cada 2 x 3 llueve.”
AGUA QUE NO HAS DE BEBER, DEJALA CORRER: Supongo que quién pensó en esta, ¡no daba ni dos mangos por la ecología!
DONDE HUBO FUEGO, CENIZAS QUEDAN: No necesariamente. En Buenos Aires no hubo fuego, pero los porteños tienen los pulmones llenos de humo entrerriano y las calles tapadas de ceniza chilena.
LA MITAD MAS UNO: ¿es lo mismo que uno y medio? (Sé que éste no es un refrán, pero en un día como el de hoy, con taaanto fútbol y bosteros revoloteando se me dio por incluirlo dentro de los dichos populares).
No encuentro mejor manera de concluir este post, mis queridos lectores, que hacerlo con un refrán. Está más que claro por la temática de hoy, que puede haber tantas interpretaciones como gente que haya tenido la paciencia de leer hasta aquí. En ningún caso me hago responsable por (malas) interpretaciones…
“Cuando un dedo apunta al cielo, sólo el tonto mira el dedo”.
sábado, 10 de mayo de 2008
Tantos cambiados.
martes, 6 de mayo de 2008
Tú, yo y Dupree.
lunes, 5 de mayo de 2008
¡Qué envidia!
jueves, 1 de mayo de 2008
Cada loco con su te-ma...
Recuerdo que fue en mis épocas de estudiante universitaria donde me hice amiga del mate. Muy pocas veces había tomado antes, pero no pasó mucho para que esta infusión tan típica argentina se convirtiera en compañera infaltable tanto en las solitarias horas de estudio como en las rondas de charlas con amigos.
Fue también en esa época que empecé a descubrir que puede ser que "el sentimiento del mate" sea uno sólo, pero que para gustos, NO HAY NADA ESCRITO. Igualmente, por una cuestión de cortesía si uno no es el cebador, se tiene que bancar lo que venga…
Nunca me voy a olvidar de "Kiki", una paraguaya muy piola – pero que roncaba como desgraciada y …. Sí, me estoy yendo del tema, así que retomo – con la cual viví por casi un cuatrimestre. Por las cantidades de mate que tomaba, todavía no sé cómo fue que su piel nunca tomó un color verduzco, aunque intuyo que los paraguayos tienen un poco de sangre azul y por lo tanto, contrarrestaba… La cuestión era que cuando ella preparaba el mate, había que aguantar mates muuuy amargos y que nuuuunca se lavaban (sabía muy bien el secreto para que no se lavaran).
Si de casualidad alguna vez mi amiga Laura preparaba uno, yo ya sabía que no debía alejarme demasiado del baño: mates fríos y dulces pueden ser una combinación peligrosa. Después estaban los de Maie, una correntina que sólo tomaba "Playadito". Y bueno, cada uno tenía sus preferencias.
Recuerdo también a los primeros grupos de A.C.A (Adventist Colleges Abroad) . Eran los primeros años de encontrarnos con chicos americanos que venían en bandadas. A todos les llamaba la atención el mate y a muchos les gustaba, pero… en muchos casos ellos iban y se compraban sus propios mates y bombillas… PARA TOMAR SOLOS!! En las rondas, cada "yanqui" tenía el suyo. Me daba mucha gracia y hasta consideraba un tanto ridículo su proceder (sin ponerme en sus zapatos culturales, claro…).
Pero ahora, como pueden apreciar en la foto, en casa no distamos tanto de tanta ridiculez. La foto la saqué el otro día ante el shock que me produjo ver todos esos mates en una sola casa.
Paso a contarles: de derecha a izquierda, mates, dueños y gustos.
El primero es de Goldy (¿pueden ver que le grabé el nombre?). Él prefiere las yerbas con yuyos (puaj!), y para endulzar, sólo azúcar – que agrega cada mate por medio (puaj x 2!!!). Además, sus mates tienen que estar bien calientes (y si el agua hirvió, no importa… (puaj!!!!!). Eso sí, una vez que se lavan, chau.
El siguiente es el mío, más humilde en tamaño. Nunca uso yerbas fuertes, pero tampoco las de yuyos (por el momento, mi favorita es "Mañanita, suave". Le pongo edulcorante al primer mate, y ya con eso lo considero endulzado para toda la cebada. Me gustan los mates calientes, pero si se enfrían o se lavan, tampoco me hago demasiado drama – a veces tomo con los palitos flotando. Sé que a muchos esto le revuelve el estómago. Jua, jua, jua, jua!!! Ah, y el agua, siempre en termo. Me embola andar recalentando el agua a cada rato, pero vieron… algunos disfrutan el hecho de llevar la pava a cada ratito el fuego… es parte inseparable del proceso, parece.
Después viene mi vaso de tereré (el día de la foto tomé mate a la mañana y tere a la tarde por el calor). Siempre lo preparo con jugos cítricos y cuando puedo le agrego unas hojas de menta, pero ahí termina la ciencia.
Por último está el mate de mamá: el de metal. Por su tamaño, tranquilamente se podría confundir con un dedal. Ella tipifica una clásica: yerba común (nada de hierbas y demás), azúcar (nada de edulcorante, eh!!) al primero y agua en pava.
Y es así como cada uno, como en cada cuestión de la vida, tiene sus gustos y preferencias. Imagino que cada lector tendrá los suyos, y es posible que no se hayan podido identificar con ninguna de las descripciones anteriores. Si es así, termino con un refrán para que todos nos sintamos incluidos:
"Cada loco con su mate tema".