domingo, 21 de diciembre de 2008

De blogs, reverencias y zapatos.

Hoy les voy a hablar de algunos blogs y flogs que vi últimamente. Su contenido es tan pobre, ridículo o seco que pareciera que sus autores pensaran en sus lectores como de un coeficiente intelectual por debajo del normal. A juzgar por lo que escriben, inclusive por debajo del de los propios autores. Y eso es decir mucho. O poco. Bueno, depende por dónde se lo mire. Si me refiero al hecho de decir, el decir que estoy diciendo mucho equivale a decir que es algo de importancia, de peso. ¿Se entiende lo que digo? Ahora, si me refiero al bajo coeficiente intelectual de algunos, es decir poco. Muy poco.

Pero bueno, al fin y al cabo no sé por qué tanta aclaración si ustedes, mis distinguidos lectores, están para mucho más que estas minucias. Eso de usar más palabras que las debidas o de irse por las ramas es algo que no hace falta en este espacio. A veces me pregunto por qué hay gente que no puede concentrarse en un tema. Tarde o temprano empiezan a divagar, como esa profesora que tuve hace un tiempo. Era buena y sabía mucho. Es que estudió en Harvard, ¿vieron? Y cuando uno dice: “Estudié en Harvard”, el resto por poco le hace una reverencia.

Y si de reverencia hablamos, recuerdo todavía con cierta gracia un sketch de una clase de lengua allá por mis épocas de estudiante. En él, una de mis compañeras, personificando de forma inigualable a un pájaro orgulloso, debía mostrar sus respetos a otro personaje más humilde. Tan compenetrada estaba en su rol que quiso dar una especie de salto ornamental honorífico que terminó en un golpe seco en piso de madera, taco del zapato quebrado y diez guachinas matándonos de la risa de semejante actuación.

Fue una pena lo de los zapatos. Eran muy lindos para haber terminado así. Encima fue lo único roto. Ni un hueso del cuerpo de esta ave infeliz siquiera se movió de su lugar. Pero el taco…. El taco voló cual zapatazo a Bush. ¡Ah! ¡Ese zapatazo! Fue ovacionado por medio mundo, pero creo que estuvo fuera de lugar. Muchos atribuyeron valor y coraje al dispensador de tan artero misil, pero yo lo veo distinto. Creo que el repudio debería mostrarse de otra manera. Hacerlo así pareciera mostrar algo de ineptitud social, casi rayando con ineptitud en todos sus aspectos. Una especie de bobaliconería propia de un sujeto con un C.I. muy bajo. Y eso es decir mucho. O poco.

No sé por qué me da la impresión de que eso ya lo escuché en otro lado. Pero para no irme por las ramas. Corto acá.

Besos a todos y buen comienzo de semana.

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