lunes, 29 de diciembre de 2008

Hijo 'e tigre...

Mis hijos me sorprenden cada día. Sus salidas y ocurrencias son tan creativas, graciosas e insólitas que aunque un adulto hiciera esfuerzos para salir con algo similar, creo que no le llegarían ni a los talones.*

Meli todavía no habla demasiado, pero con sus ojitos y sus expresiones dice mucho más. Puede pasar de una cara de pícara a una de cómplice o de víctima en un santiamén. Además, creo que se considera una “justiciera”; siempre está defendiendo alguna causa: si no es la lombriz que Mati agarró y que Mathi S. le quiso quitar, es el broche del pelo que está usando Mati de guinche de autos, pero que le pertenece a mamá, por citar algunos ejemplos. Con cara de “enojada”, su dedito índice en función y postura de acusador y algún que otro gritito, generalmente logra su objetivo.

Mati habla hasta por los codos. Eso combinado con sus constantes “por qués” y “para qués” pueden ser una combinación explosiva (para mis oídos, claro). Pero hoy, no me quedó otra más que reírme. La gorda estaba saltando en su saltarín y Mati se empecinó en que quería subirse. Intenté explicarle que era muy grande, que él lo usó cuando era bebé, etc, etc. No había caso. El QUERIA subir. Luego, opté por “dorarle la píldora”, alegando a lo fuerte que es y a la posibilidad de que eso hiciera que se rompiera el saltarín.

Mati (tratando de demostrar mi equivocación): No, mami. Yo no soy fuerte.

Yo: ¿Cómo que no sos fuerte?

Mati: NO.

Yo: ¿Qué sos? ¿Un gatito bebé o un tigggggre?

Mati (pensando un segundo): Yo soy un tigre bebé.

Me tiró por el suelo mi argumento. Y mientras yo me reía, el me miraba con cara de asombro – pero creo que entendiendo que me había ganado. Y bueno, a pesar que mis palabras no tuvieron el efecto deseado, logré con la carcajada sacarlo del ensimismamiento que tenía con su objeto del deseo y nos fuimos afuera a contar la “hazaña”. De una u otra manera, problema solucionado.

Saludos a todos y ¡FELIZ DOMINGO PARA LA JUVENTUD! (cronológica y de alma, así quedan todos incluidos).

*Aunque tengo una excepción. Para preservar la identidad de la persona involucrada – y evitarle las gastadas obligadas – el nombre ha sido cambiado. Entonces, digamos que Catalina, que vino a pasar Navidad aquí desde una ciudad a unos 800 km al sur, vio que alguien estaba trabajando en una compu ¡que no tenía conexión a internet! Sorprendida replicó: “¡¡¡¿¿¿Qué puede estar haciendo X en la compu si no está conectado a internet???!!!” ¡Ay!, esos adultos modernos, que tienen banda ancha y viven conectados las 24 horas… ¡¡¡jua, juA, JUAAAA!!!!

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